viernes, 10 de enero de 2014
ESTÉRIL
Aunque no aniden cigüeñas
en el campanario de tu cuerpo
ni el cielo por las tardes
refleje el mismo color.
No descalificaré el último
guiño que me obsequiaste,
ni el beso que me diste
para callarme la boca,
ni el aroma de castañas asadas
cuando vamos a la vieja
plaza, ni tampoco la melaza
de tus labios fábrica de mis
besos.
No anidarán cigüeñas,
sí golondrinas y gorriones.
Manuel Méndez Hernández
(Del Cuaderno de Poesía #3 de Poetas sin sofá)
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Aprecio enormemente la capacidad de descripción, tan liviana, tan aérea, para sugerir tanto como en este poema.
ResponderEliminarFelicidades.
Bien se puede mejorar los dos últimos versos están bien logrados
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