Como en
la romería del Goya más negro
una constelación de fuegos fatuos
bordea los caminos en torno
al caparazón de acero de la ciudad.
Sendas nocturnas sin salida
donde ejerce la prostitución
más miserable.
una constelación de fuegos fatuos
bordea los caminos en torno
al caparazón de acero de la ciudad.
Sendas nocturnas sin salida
donde ejerce la prostitución
más miserable.
Fuegos
tristes, hogueras
de las que ascienden pavesas
que nunca alcanzarán las estrellas.
Fuegos que no calientan el invierno
ni ahuyentan a los lobos.
Fuegos que marcan el territorio
de la mezquindad.
Fuegos que dibujan semblantes
más negros que la noche.
de las que ascienden pavesas
que nunca alcanzarán las estrellas.
Fuegos que no calientan el invierno
ni ahuyentan a los lobos.
Fuegos que marcan el territorio
de la mezquindad.
Fuegos que dibujan semblantes
más negros que la noche.
El mundo fáustico, el gran Occidente,
la todopoderosa urbe,
el paisaje idílico,
se resquebrajan y sus grietas
son fauces de podredumbre.
Un submundo de pasiones sórdidas
donde la extorsión, amenazas,
la violencia del proxeneta,
se confabulan con la vulnerabilidad
y la miseria de la puta
que no pintará Manet,
la de las ascuas, la pestilencia,
el simulacro de caricias,
la del frío.
Cuarto mundo, grieta en mi costado,
una herida de la que mana
sangre y agua.
Mariajosé Sangorrín
(Cuaderno de Poesía #7 de Poetas sin sofá)
Gris realidad urbana hecha poema, es el tráiler de esa otra realidad
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