Urgar en la herida
hasta
desangrarse el pecho,
desvanecer
la esperanza
para
abatir al monstruo,
reducirse
a un grano de arroz
y sin pensarlo
extirpar
al demonio sin piedad.
Dejar
la niña
de liberar
ser para
víctima
Jugar,
jugar, jugar a todas horas.
Edificar
refugios antiaéreos,
saltar
montañas en la noche
y
dejar de huir.
Saber
que la muñeca no habla,
dejarla
que llore por nosotros, O
que
se asole, L
que
se caiga E
y
alzarla en brazos I
hacia el C
(De
"Si con el Amor bastase" )
Patricia Cuenca
Cuaderno de Poesía #11 de Poetas sin sofá
Precioso, unas bonitas alas.
ResponderEliminarBesos.