Hay muy poca luz y no te veo
en esta tarde gris
de brillo de zapato
y susurro de veneno.
No sé si eres tú
quien atraviesa mi soledad
con sonrisa de cimitarra
y con cinco rayos como dedos.
No me suena tu voz
cuando me hablas de lechos tibios,
de desnudeces blancas
y de pieles rosadas
en dos adolescentes cuerpos.
No te reconozco
con tus sueños clausurados,
con tus teñidos recuerdos,
con ese corazón angosto
ahogándose en tu pecho.
Cuando por el tobogán de los montes
resbala de espaldas la noche,
suena un tango compungido
en un montón de estiércol
para que mariposas de medio luto
bailen con alcohólicos escarabajos negros.
Y yo no debería molestarte
con mis dudas, con mis miedos,
con mis versos rotos,
con mi tiempo enfermo.
No tendría que habértelo contado
y te pido perdón por ello...
pero es que hay muy poca luz
y no te veo.
Manolo Benages
Manolo!!! Por fin por estos lares!!!
ResponderEliminarQué alegría que vaya aumentando la participación. A ver si conseguimos también que se anime el asunto de los comentarios, que esto es parte de la tertulia: poesía y opinión.
Un beso!
Un gran poema para tu estreno en el blog. Me gustó cuando lo recitaste en la tertulia y mucho más cuando lo leo ahora con algún cambio que creo has introducido. ¡Esto no ha hecho más que empezar! Espero seguir leyéndote en este lugar.
ResponderEliminarTu poema teje un manto de soledad y amargura que envuelve recuerdos y desengaños.
ResponderEliminarEsa falta de luz que enlaza el comienzo con el final, genera una burbuja de imágenes desgarradas que conmueven.
Me gusta, especialmente cómo finalizas, ese lamento de los últimos versos.
Es la descripción del desengaño y de la decepción más clara y más sencilla y a la vez contundentes que he leido. Me encanta eso de darle la culpa de todo a "la poca luz"... Es como si dijeras que la culpa de esa decepción no es de ninguno de los dos.. son cosas que pasan.. el destino..
ResponderEliminarMuy sutil. Y, como siempre, con un ritmo que te lleva a cuestas sin darte cuenta.