la leche,
vestida con tutú,
hace de la encimera su escenario;
el teléfono y el timbre de la puerta
cruzan al mismo tiempo sus disparos
y la lavadora vomita su empacho
en la cocina.
En esos días,
todos los gatos negros
te salen al encuentro;
las baldosas se llenan de cruces,
y el único traje en el que cabes
es de color amarillo.
Entonces te preguntas:
¿Por qué me he levantado
si todos los espejos están rotos
y, aunque no corresponda,
el diablo ha escrito en ellos
"martes trece"?
Marcas en el teléfono
un número cualquiera,
sólo por comprobar
que está comunicando.
Los muebles y la casa
no tienen más que esquinas
que te cortan el paso con violencia.
Pero oyes las noticias...
y la radio pregona
que en la mesa del mundo
se sirve un único menú:
pólvora y sangre
más hambre de la casa
por el módico precio
de millares de vidas.
Entonces te das cuenta
de la poca importancia
de tus duendes domésticos.
Y, en vez de plantearte
por qué te has levantado
te preguntas:
¿Por qué no me levanto
y me rompo los dientes
royendo tanto hierro?
¿Por qué no escribo: "¡BASTA!"
sobre el signo del diablo,
y, a pesar de los gatos,
y, a pesar de las cruces,
salgo a la calle y doy
el primer paso y ando?
Y ando..., y ando...
Mariela Diego
Eso hay que hacer, querida Mariela: andar.
ResponderEliminarLos poetas no debemos quedarnos quietos e impasibles.
Besos!
Me ha sorprendido gratamente tu poema, Mariela. En la forma, es un poema muy descriptivo (me encanta lo de la leche y el tutú), con un ritmo muy conseguido, y en cuanto al contenido me identifico con él totalmente.
ResponderEliminarbesos
Es un poema cargado de imágenes. Más que leerse, creo que puede verse. Incluso está construido como un videoclip publicitario televisivo.. casi como un guión... pero lo que más me gusta es esa invasión de la poesía en lo cotidiano.
ResponderEliminarSe nota que has hecho un pacto con el verso y que ni saliéndose la lavadora ni desbordándose la leche, puedes despistarlo.. no hay excusas.. siempre se te mete dentro.
Besitos de Manolo Benages