Las olas crecían
con lentitud vegetal
en los cuerpos
mecidos
en rauda y caracola
eucaristía.
La boca ungida
de meloso derroche
levantaba un muro
más ancho que el ala
de un trueno.
Arena yo fui,
desértica y moldeable,
tú, húmeda, abrasadora
polar estrella nocturna
de incontables tentáculos.
Manjar tu boca enajenada
derramando mi herrumbre,
ya huésped en la sinuosa
línea que ensalza la vestal
mujer de arcana geometría.
Sigue encantándome este poema, su sensualidad, su vocabulario, su ritmo...disfrutando de esa hermosa playa...
ResponderEliminarPrecioso poema. Bellas imágenes que aúnan suavidad y fuerza expresiva. Calificativos originales, transmiten sensación de paz y pasión al tiempo.
ResponderEliminarMe encanta la primera estrofa, esa "caracola eucaristía" en un mar en calma. Puedo imaginar a esa "vestal mujer" que te ha atrapado en la sinuosidad de sus líneas...
Algunos versos me recuerdan a Miguel Hernández en Sepultura de la imaginación, aunque el sentido e intención, son totalmente diversos.
MARIAJOSE