miércoles, 9 de marzo de 2011

CARTA EN VERSO A MIGUEL HERNÁNDEZ

Hoy, Miguel, son para ti mis versos.
Ya sé que ahora te mueves
en magnitudes infinitas;
que el pino y el almendro
y la dorada brisa de las eras
te quedan ya muy lejos.

Tal vez le cantes nanas a la aurora,
y los caballos de Helios
te coman en la mano.
Seguro que los hijos de los dioses
te invitan a su mesa cada día.
Pero yo sé, Miguel,
que la escarcha de estrellas
que comparten contigo
no ha podido llevarse de tu boca
el humilde sabor de aquella escarcha
que fue leche de amor y llanto quedo
cuando tu joven vuelo se rompía.

Hoy, Miguel, sólo busco
que mi versos aviven tus recuerdos
del estío frutal y apasionado
en que el cuerpo perdía su inocencia
bajo un cielo de cobre.
Que el cálido temblor de la palmera
y el rojo aliento del geranio lleguen
donde tú estés.
Que el perfil de la tierra que dejaste,
impregnado de la granada sangre del ocaso,
traspase tu actual horizonte,
y el grito desgarrado por tu ausencia
te diga una vez más:
«Miguel, no nos olvides». 




Mariela Diego

2 comentarios:

  1. Mariela una vez más tu poesía conmueve mi corazón. Seguro que Miguel te sonríe desde el cielo y te agradece el recuerdo.

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  2. Bello poema, Mariela.

    Miguel Hernández, que sigue vivo y libre, recogerá tu invocación proyectada hacia el infinito.
    Y la acogerá en el palomar de las cartas que son, fragmentos de ternura, recuerdos, ausencias, corazón y silencio.

    Aunque bajo la tierra
    Mi amante cuerpo esté,
    Escríbeme a la tierra,
    Que yo te escribiré.

    (Miguel Hernández, “Carta”)

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