viernes, 4 de febrero de 2011
IL CENACOLO
Al fin te encuentro
y tú me atrapas.
Me dejo llevar cautiva.
Un océano de salmodias
inunda el habitáculo.
Rocorro piel
rostros
manos
enigmáticas miradas
sendas de perplejidad y misterio
calidoscopio de secretos.
Interrogantes sin respuesta
vacilaciones y llamadas angustiosas,
sobrecogen.
¿Acaso yo?
¿Qué lugar ocupo en esta mesa?
Hallo sosiego en la dulzura
de Tu semblante
y la armonía me envuelve
en túnicas de luz.
Toda inquietud. la sombra toda
desaparecen
en el iris traslúcido
de mis lágrimas.
Gracias, Leonardo.
Mariajosé Sangorrín
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Es estupendo ver cómo vas construyendo imágenes y sensaciones que , verso a verso, van llegando a nosotros.
ResponderEliminarMe encanta, querida Mariajosé.
¡Qué poema tan bonito! Me transmites imágenes de cánticos, murmullos, aromas de incienso,... el impacto que produce el cuadro de Leonardo, la alegría y las ganas de llorar que provoca tanta belleza.
ResponderEliminarMe gusta mucho este blog. ¡Sois verdaderos artistas!
Me encanta este poema. Me transmite imágenes de cánticos, murmullos, aromas de incienso,... el impacto del cuadro de Leonardo, la alegría y las ganas de llorar que provoca tanta belleza.
ResponderEliminarMe gusta mucho este blog. ¡Sois verdaderos artistas! Yo también me dedico al arte pero de la pintura. Hasta pronto.